martes, 22 de septiembre de 2009

La guerra de Tarantino

Extracto del guión Malditos Bastardos (Inglourious Basterds) de Quentin Tarantino, perteneciente al capítulo uno en el cual un coronel nazi, conocido como el caza judíos visita una granja francesa en busca de "ratas" escondidas.



CORONEL LANDA
Eso mismo pensaba yo. A usted no le gustan las ratas. En realidad, no sabe bien por qué no le gustan. De lo único que está seguro es de que las encuentra repulsivas.

(Hace un
a pausa para que la metáfora sea asimilada)

En qué mundo tan tremendamente hostil se ve obligada a vivir una rata. No obstante, no solo sobrevive sino que además se propaga por él. Y la
razón está en que nuestro pequeño enemigo tiene un instinto de supervivencia y conservación insuperable. Y eso, monsieur, es en lo que se parece un judío a una rata.

La película no tiene desperdicio, a pesar de su duración no resulta aburrida y los diálogos extensos captan tu atención hasta el último momento. Tarantino se inventa su propia guerra con un final que muchos soñarían en aquel momento, una guerra a ritmo de sinfonías de spaghetti western compuestas por Ennio Morricone.

Destacar tres momentos (esos que repites una y otra vez cuando te compras el DVD y lo ves en casa):

1. La aparición del Oso Judío con el bate.
2. La preparación de Shoshanna Dreyfus para ir al cine a ritmo de Cat People de David Bowie.
3. El último momentazo es el final, que tendrán que descubrir en el cine.


¿Alguien sabe de qué va Like a Virgin?